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Y tú, ¿eres resiliente?

Y tú, ¿eres resiliente?

ResilienciaEn psicología hemos adoptado el término “resiliencia”, procedente de la física, para referirnos a una de las cualidades personales más importantes de la Psicología Positiva.

Los ingenieros y físicos definen la resiliencia como la capacidad de un material para recobrar su forma original después de haber sido sometido a una presión deformadora. Algo similar a la resistencia de un cuerpo a la rotura por golpe.

En las ciencias sociales y de la salud, adaptamos este concepto a las personas, y lo describimos como «la capacidad que posee un individuo frente a las adversidades, para mantenerse en pie de lucha con perseverancia, tenacidad, actitud positiva y acciones que permiten avanzar en contra de la corriente y superar dichas adversidades« (Chávez e Yturralde, 2006).

Esto supone que para que  aparezca la resiliencia tienen que estar presentes tanto factores de riesgo como de protección, que ayuden  a reducir o evitar un resultado negativo y a lograr efectos positivos.

Es decir, las personas resilientes son aquellas que a pesar de haber sufrido eventos vitales traumáticos o altamente estresantes (maltrato, abuso, catástrofes, accidentes, enfermedades graves, pérdidas especialmente dolorosas, etc.), se reponen de forma sorpresiva (o no tanto, pues la resiliencia en una característica más común de lo que pensamos) y continúan su vida, asumiendo las situaciones límite con flexibilidad y sobreponiéndose a ellas.

Aprender la resiliencia

Diversos estudios han concluido que unas de las características fundamentales para el desarrollo de esta capacidad son: haber tenido un amplio número de experiencias positivas en la infancia, una red de apoyo social de calidad (no necesariamente amplia) y confianza en las propias capacidades.

Psicología positivaEsto supone que la resiliencia no es una cualidad innata (aunque sí puede haber una tendencia genética que pueda predisponer a tener una flexibilidad adaptativa superior a los cambios), e indica que es algo que todos  podemos desarrollar a lo largo de la vida.

Es por ello que este concepto tiene una clara relevancia tanto para la prevención como para el tratamiento de distintas patologías de la salud mental.